jueves, 11 de mayo de 2017

La Verdad: Bosquejo comparativo según dos autores medievales. SAN ANSELMO-SANTO TOMÁS

5.            Concepto a comparar: tratamiento de la verdad desde el punto de           vista metafísico y epistemológico.

La verdad es, según Tomás, la adecuación entre la cosa y el intelecto. Ante esta difusa noción, escinde el concepto de verdad en “verdad de las cosas” y “verdad del intelecto”. La gnoseología tomista, muy similar a la aristotélica, está intrínsecamente ligada con el tratamiento de la verdad que se observa en el texto. El punto de partida está, de hecho, en el propio conocimiento humano. Es plausible, además, la primacía de la verdad del intelecto respecto de la verdad de las cosas. La verdad no es sino el perfeccionamiento de intelecto; el bien del intelecto.

En la "Suma Teológica", primera parte, capítulos 2 y 3, están formuladas las cinco pruebas tomistas de la demostración de la existencia de Dios, (conocidas como las "cinco vías").

Primera vía o vía del Movimiento: nos consta por los sentidos que hay seres de este mundo que se mueven; pero todo lo que se mueve es movido por otro, y como una serie infinita de causas es imposible hemos de admitir la existencia de un primer motor no movido por otro, inmóvil. Y ese primer motor inmóvil es Dios.
Segunda vía o vía de la Eficiencia: nos consta la existencia de causas eficientes que no pueden ser causa de sí mismas, ya que para ello tendrían que haber existido antes de existir, lo cual es imposible. Además, tampoco podemos admitir una serie infinita de causas eficiente, por lo que tiene que existir una primera causa eficiente incausada. Y esa causa incausada es Dios.

Tercera vía o vía de la Contingencia: hay seres que comienzan a existir y que perecen, es decir, que no son necesarios; si todos los seres fueran contingentes, no existiría ninguno, pero existen, por lo que deben tener su causa, pues, en un primer ser necesario, ya que una serie causal infinita de seres contingentes es imposible. Y este ser necesario es Dios.

Cuarta vía o vía de los Grados de perfección: observamos distintos grados de perfección en los seres de este mundo (bondad, belleza,...) Y ello implica la existencia de un modelo con respecto al cual establecemos la comparación, un ser óptimo, máximamente verdadero, un ser supremo. Y ese ser supremo es Dios.

 

“La cuarta vía considera los grados de perfección que hay en los seres. Vemos en los seres que unos son más o menos buenos, verdaderos y nobles que otros, y lo mismo sucede con las diversas cualidades. Pero el más y el menos se atribuye a las cosas Según su diversa proximidad a lo máximo, y por esto se dice lo más caliente de lo que más se aproxima al máximo calor. Por tanto, ha de existir algo que sea verísimo, nobilísimo y óptimo, y por ello ente o ser supremo; pues, como dice el Filósofo, lo que es verdad máxima es máxima entidad. Ahora bien, lo máximo en cualquier género es causa de todo lo que en aquel género existe, y así el fuego, que tiene el máximo calor, es causa del calor de todo lo caliente, según dice Aristóteles. Existe, por consiguiente, algo que es para todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de todas sus perfecciones, y a esto llamamos Dios.”

 

Quinta vía o vía de la Finalidad: observamos que  los seres inorgánicos actúan con un fin; pero al carecer de conocimiento e inteligencia sólo pueden tender a un fin si son dirigidos por un ser inteligente. Luego debe haber un ser sumamente inteligente que ordena todas las cosas naturales dirigiéndolas a su fin. Y ese ser inteligente es Dios.

La existencia de Dios ha sido probada mediante argumentos causales con base en el mundo físico-empírico, al modo en que nos lo revelan nuestros sentidos.

 Mientras Anselmo pone el foco de atención en los mecanismos lógicos del lenguaje, Tomás de Aquino expresa otro enfoque, añadiendo ahora otros criterios a la verdad como la percepción, la inducción o la determinación de principios universales por medio de la experiencia. El primero se centra en la rectitud y la adecuación de la verdad según los mecanismos del discurso; al tiempo que el segundo pone énfasis en los dos tipos de analogía anteriormente citados.

Retomando pues, la teoría tomista de la analogía, es manifiesto que en el ejemplo del fragmento escogido se plantea una analogía de proporción, en el caso del término sano y sus referentes: animal, orina, medicina, salud. Al contrario que esto, Tomás va a sostener que los términos aplicados a Dios y a las criaturas han de ser explicados según la analogía de proporcionalidad, y no la de proporción.

 

Ningún ser subsistente es superior al alma racional, a no ser el propio Dios”

6.             Conclusión.

Hemos visto cómo, el Padre de la Escolástica, por un lado, y su mayor representante, por otro, abordan de manera diferente un mismo tema, a saber, la verdad. Si Anselmo se centra más en la lógica y en el lenguaje, Tomás de Aquino, sin negar ni refutar su posición, añade otros criterios para esclarecer y desarrollar más la cuestión. Donde San Anselmo sobresale por innovaciones históricas como el argumento ontológico, Santo Tomás destaca por su visión ecléctica e integradora de otras corrientes y líneas de pensamiento, fundamentalmente la enraizada con Aristóteles. Demuestra la existencia de Dios de forma elaborada y atendiendo a bases físico-empíricas, al tiempo que San Anselmo cuida mucho de no caer en contradicciones internas en sus planteamientos.

 A lo largo del trabajo, se han hecho referencias a otros autores como Boecio, Séneca o San Agustín, En su caso, San Agustín sostiene, en líneas generales, que existen verdades de sabiduría y verdades matemáticas, ya contenidas en las Escrituras según la debida proporción de Dios. De ahí se deduce que hay una verdad inmutable, superior a los sentidos humanos,  también a la razón. Finalmente, cabría mencionar lo interesante que es el hecho de que el filósofo de Hipona sostenga que el ser humano consigue su libertad a través del sometimiento a la Verdad.

Cerramos esta exposición con una cita de San Agustín, en su obra Del libero arbitrio,Lib.II.Cap.8.:

“Nuestras mentes, unas veces ven más allá y otras veces ven menos de la misma verdad, pero ella, inmutable en sí misma, ni crece, ni disminuye.”

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