Severino Boecio y Sócrates de Atenas.
¿Qué tienen en común estos nombres? Pues bien, admitiendo la obviedad de que
ambos son cuanto menos importantes filósofos los destacamos como los dos grandes
mártires de la filosofía en el origen de nuestro pensamiento. Encuadrados en
épocas históricas diferentes, tanto Boecio como Sócrates murieron por defender
sus ideales hasta la última instancia.
Al ser una exposición pensada desde la
Historia de la Filosofía Medieval me detendré en la exposición de la situación
de Boecio. Me centraré en su última obra, De
consolatione philosophiae, escrita en Ticinum tras su condena en el
524. Cabe destacar la brillantez de Boecio a la hora de escribir este diálogo,
ya que tuvo que hacerlo sin su biblioteca, es decir, sin más referencias que
aquellas grabadas en su memoria.
Boecio fue condenado durante el reinado
de Teodorico, emperador godo del Imperio Romano de Occidente. En aquel momento
Boecio ejercía el cargo de magister officiorum,
similar a un actual Primer Ministro. Cuando Justino accedió al poder en el Imperio
Romano de Oriente era palpable su intención de reunificar Roma, situación grave
para Teodorico que era consciente de la división que generaba su reinado entre
latinos católicos y godos arrianos.
En el otoño del 523 llegaron a Boecio unas
cartas sospechosas de golpismo del patricio Albino contra Teodorico, pero
Boecio decidió ignorarlas por la amistad que lo unía con Albino, además de
no creer en la posibilidad de dicha restauración. Sin embargo Cipriano, opositor
político de Boecio, denunció a Albino y Boecio reaccionó defendiéndolo
en juicio. Aunque ganó el juicio este hecho se volvió en su contra, ya que Boecio acabó siendo
acusado de impedir que se presenten los documentos que incriminaban al Senado, de
haber escrito cartas al Imperio de Oriente contra la tiranía goda y de ejercer
la magia. Realmente solo la primera acusación era cierta, pero esto no impidió
que Boecio fuera condenado a muerte. Aunque él deseaba escribir un testamento,
tal deseo fue denegado, por lo que podemos considerar la Consolación de la filosofía no solo como su última obra sino
como su legado y testamento.
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Boecio y la visita de la Filosofía |
Antes de proceder con el comentario de la
obra recalco que me centraré en el Libro I, ya que es donde más similitudes
pueden encontrarse entre Boecio y Sócrates.
Boecio se muestra como un hombre
atormentado y decepcionado por el desenlace en el que ha devenido su vida por culpa de la
fortuna. Sin embargo, fue en aquel momento de mayor resignación cuando se
acercó a él la Filosofía, a la que describe como una mujer de penetrantes ojos,
vigorosa presencia e incontables años, que cargaba libros y un cetro en sus
manos. Esta, al ver a Boecio rodeado de las musas de la poesía, montó en cólera y
las expulsó de la estancia, alegando que no despiertan la inteligencia sino que la adormecen. A partir de este punto del texto se combinan tramos poéticos y dialogados.
Destaca aquí una exclamación que representa la frustración de Boecio:
“Pero
ved cómo ahora quien solía descubrir
los
secretos recónditos de la naturaleza
yace
tendido, prisionero de la noche”
La Filosofía
reconoció rápidamente el mal que afectaba a Boecio: se había olvidado de sí
mismo, aunque podría curarse al reconocerla a ella. Pronto Boecio despertó de su letargo
y la reconoció, y acto seguido le preguntó por la razón de su aparición, ya que también podría ser ella acusada de injustos hechos. La Filosofía, curtida en
estas situaciones, le relató como no había abandonado antes a Anaxágoras, Zenón o Sócrates,
que como Boecio tenían en común haber sido educados en sus costumbres.
Tras esto
procedió Boecio realizando una apología en defensa de sus ideales de justicia,
frustrado ya que únicamente había actuado en pos del bien común y aun así sus
conciudadanos decidieron condenarlo injustamente a muerte.
Es momento ya
de llevar a cabo la comparación con Sócrates. El ateniense, como Boecio,
ejerció cargos políticos llegando incluso a ser presidente de asamblea. Destacaba
en él una desobediencia civil contra la sociedad injusta, razón por la que
rehuía toda posibilidad de llegar a causar injusticia a sus semejantes. Para
presentar la comparación me basaré en lo legado por Platón en sus diálogos,
principalmente la Apología de Sócrates.
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La muerte de Sócrates (1787) Neoclasicismo francés. Jacques-Louis David. |
Ya el título de
apología muestra una similitud con Boecio, que llevó a cabo una propia en el
Libro I de la Consolación de la
filosofía. Además, ambos fueron acusados por tres personas, Boecio por
Opilio, Basilio y Gaudencio; y Sócrates por Anito, Meleto y Licón. Es reseñable
también que fueran acusados de distintos cargos, que a la postre no todos o
ninguno eran veraces. Boecio fue acusado de impedir que se presenten los
documentos que incriminaban al Senado, de haber escrito cartas al Imperio de
Oriente contra la tiranía goda y de ejercer la magia; y como ya dije solo el
primero de los cargos era legítimo. Por otro lado, Sócrates fue acusado de
corromper a los jóvenes, de negar a los dioses y de conjugar la filosofía
física con la sofística. Nuevamente algunas acusaciones eran ilegítimas, ya que
Sócrates se muestra como opositor frontal de la sofística y definitivamente no
corrompía a los jóvenes.
La sentencia a muerte, sin embargo, fue
diferente y recibida de distintamente en uno y otro. Sócrates la aceptó, ya
que su defensa del ideal de la democracia le impedía contravenir cualquier
decisión que tomara la polis. Sin embargo, Boecio escribe De consolatione philosophiae precisamente a modo de queja
por no comprender por qué a él, hombre bueno e interesado en el bien común, le
había asignado la fortuna tan funesto destino, porque como ilustró en la
Consolación “La dureza del ataque de la
fortuna es evidente”. Cabe citar nuevamente la obra de Boecio en este
momento:
“Yo mismo he
sido castigado por haber hecho el bien (…). Paréceme estar viendo las cuevas
nefandas del crimen rebosantes de alegría y de júbilo; a los hombres más degenerados
tramando nuevas intrigas, mientras la gente honrada se debate por el suelo,
víctima de nuevas delaciones”
Podemos ver por tanto dos modelos
distintos de apología. La socrática perseguía la defensa ante acusaciones
infundadas en un juicio, era una apología jurídica que se contrapone a la de
Boecio, cuya intención es expresar la impotencia ante los actos de la fortuna y
la injusticia de ella derivada.
En la actitud en lecho de muerte también
podemos encontrar diferencias y similitudes. Sócrates murió voluntariamente
tomando la cicuta habiendo rechazado la posibilidad de escapar, y llegó a su
último aliento en compañía de sus amigos. Boecio, por otro lado, se preparaba
para su muerte únicamente acompañado por la Filosofía.
Para ir terminando quiero mostrar que los
parecidos que señalo no son infundados, sino que me baso en el propio Boecio
para mostrar estas ideas, y con objeto de probar esto cito: “Y yo, que siempre me he guiado por la norma
socrática, creo que no puedo ocultar la verdad ni consentir la mentira”.
Incluso plasma Boecio en la figura de su interlocutora la Filosofía ideas
propias de la doctrina socrática cuando esta dice “Te has olvidado por un momento de ti mismo. Pero te acordarás
fácilmente, si antes puedes reconocerme”. Vemos con esto que uno de los
primeros objetivos que le plantea la Filosofía a Boecio es que se recuerde a sí
mismo, exhortación que representa el archiconocido aforismo socrático del
conócete a ti mismo.
En definitiva, vemos como Sócrates, el
primer gran maestro de Filosofía, fue condenado a muerte por la práctica y
defensa hasta las últimas consecuencias de esta disciplina, de igual manera que
Boecio fue condenado por intereses políticos, ya que su intento de compaginar
Filosofía y religión era mal visto. Por consiguiente, Boecio y Sócrates han
pasado a la Historia de la Filosofía como unos de los más importantes mártires
que murieron a razón de esta, pero ni aun en el lecho de muerte la abandonaron.
Este último hecho no debe más que
arengarnos en nuestros días, cuando la Filosofía es atacada desde el gobierno,
a que defendamos lo que nos es propio. Como hemos visto, muchos han muerto a
causa de la Filosofía, esa mística mujer que visitó a Boecio y lo acompañó
hasta el momento final, por lo que es ahora nuestra tarea cuidarla y educar en
ella a la sociedad, es lo mínimo que podemos hacer por la Filosofía y nuestros
mártires.
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"El amigo que se acercó en el tiempo de la prosperidad se tornará enemigo en la hora de la desgracia" |
Juan Martín Montané
Bibliografía
utilizada:
· De consolatione philosophiae, Boecio
· Apología de Sócrates, Platón
· Fedón, Platón
· Severino Boecio y el sentido de la vida, Andrés R. M. Motto
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