jueves, 23 de febrero de 2017

Boecio, la Fortuna o Sobre el suicidio de Dido.





“La felicidad es el motor, según hemos dicho, de todo deseo. Ella es, por consiguiente, lo único apetecible cuando deseamos una cosa. Es evidente, pues, que el bien y la felicidad son una y misma cosa.”.-nos dice Boecio.
“Hay un solo error innato: creer que estamos aquí para ser felices.”- añadimos con Schopenhauer, varios siglos más tarde.




  Anaxágoras, Sócrates, Zenón y también Boecio son solo los nombres visibles del yugo que ha acompañado siempre el ejercicio de la actividad filosófica. Algunos fueron perseguidos, otros desterrados, los menos afortunados, ejecutados. Mientras tanto, hombres y mujeres observaban impertérritos el sacrificio de estos primeros individuos que trataron de comprender el mundo natural, el origen de la acción moral y el sentido de una existencia humana que se tornaba absurda por momentos. Sócrates nos dice entre líneas en la Apología que ha comprendido que la vida es enfermedad, recurriendo a Asclepio, Dios de la Medicina. Boecio, por su parte, abraza el consuelo de la mujer que conversa con él en su celda, momentos antes de la ejecución ordenada por Teodorico. Así, la Filosofía aparece como el símbolo y la representación de una mujer que habría de dar respuestas a un Boecio que yace atormentado y confuso, esperando una muerte segura, fruto de una situación injusta . ¿Por qué Boecio acude a la Filosofía en sus últimos momentos de vida? ¿Por qué no aparece el nombre de Cristo a lo largo de toda la  De Consolatione Philosphiae? ¿Ante la certeza de la muerte inminente, por qué preguntarse de nuevo el sentido de la vida?

El beso de Judas. Giotto di Bondone (1304-1306)

  Boecio, en voz de la Filosofía, procede a establecer una distinción que en ocasiones tiende a ser malinterpretada, a saber, la felicidad fortuita (felicitas) y la felicidad verdadera enraizada con la virtud y el “summum bonum”(beatitudo). En este punto, es clave el papel que juega el concepto de Fortuna, no solo en los libros II y III, sino en el conjunto de la Consolación. En el análisis de la virtud, la fortuna y la felicidad que presenta Severino Boecio en el que cualquier alusión patente a la fe Cristiana está ausente, hay que ser muy conscientes de que no hay, en principio, ningún indicio de coincidencia entre el Bien Supremo de la verdadera felicidad y el Dios del Evangelio, razón por la que en numerosas ocasiones ha sido excluido de estudios puramente teológicos de su obra. No obstante, no está claro que el autor rehúse completamente de la religión, pese a que si se aprecia una preeminencia o preponderancia de la importancia de la reflexión filosófica en la ardua tarea de buscar respuestas en este contexto.

  El carácter existencial de su obra no es ajeno a su propia experiencia dolorosa y fortuita. Rechazando de pleno las enseñanzas que puedan ofrecer las corrientes estoicas y epicúreas, Boecio va a tratar de esclarecer el sinsentido de asuntos concernientes al plano inmanente como la fama o el sufrimiento de los justos, sin apelar directamente al plano trascendente. Caído en manos de Teodorico, Boecio va a reformular una cuestión que a día de hoy, aún carece de una respuesta unificada, pues “juzgar que la vida vale o no la pena de ser vivida equivale a responder a la cuestión fundamental de la filosofía”¹. La Fortuna, concepto analizado a lo largo de toda la De Consolatione, se tornará letal para nuestro autor medieval al final de su vida. Ha conocido el éxito y la felicidad fortuita, pero el carácter cambiante e imprevisible de la misma le ha colocado en una situación completamente contraria. La rueda de la Fortuna sigue girando y nosotros, al igual que Boecio, continuamos desempeñando el papel de espectadores que contemplan perplejos una función que no pueden cambiar.


   Si bien el hombre debe buscar la verdad y el bien, el concepto de auto-reflexión posee, ciertamente, mucha relevancia. La Fortuna, según el propio Boecio, vive en un perpetuo carnaval, siempre oculta, siempre bajo formas incognoscibles, siempre tras una máscara. Boecio afirma “conocer bien los múltiples disfraces de la fortuna, hasta el punto de prodigar fingidamente sus blandas caricias a los mismos a quienes intenta engañar, para luego abandonarlos repentinamente, sumidos en una insoportable desolación”². Parece obvio que la Fortuna de la que nos habla Boecio es efímera, incontrolable, su duración no es segura y su pérdida conlleva dolor. Quizá sea la misma Fortuna que comenta Virgilio en voz de Dido en su Eneida, pues el símil de Boecio con la atormentada Dido es claro: estamos ante los prolegómenos del suicidio filosófico. “He vivido, he llenado la carrera que me señalara la Fortuna y ahora, mi sombra descenderá con gloria al seno de la tierra. […] Muramos: así, así quiero yo descender al abismo.” ³- así se despide Dido poco antes de quitarse la vida; así Boecio recibió en su seno el gélido abrazo de la Filosofía cuando su vida estaba a punto de extinguirse.

 Quizá sea hora de ser conscientes de la riqueza que contienen las enseñanzas de los autores medievales, que lejos de representar meramente la “cristianización” de la Filosofía Antigua, suponen un punto de inflexión en el análisis de problemas tales como la naturaleza del mundo, el bienestar y la acción humana, la posibilidad del conocimiento o el sentido de la existencia que, aunque ya planteados por los filósofos griegos, se desarrollaron en gran medida en la Edad Media, forjándose poco a poco la herencia que recogerían los autores modernos y que llegaría, de una u otra forma, a nuestros días.


Emilio Abello Verano.

Bibliografía consultada:
¹.CAMUS,A.(1942) Le mythe de Sisyphe. Éditions Gallimard, París.
².BOECIO, S. (524 aprox.) De Consolatione Philosophiae.
³. VIRGILIO (I a.C). Eneida (1951) Austral.
FORMENT, E. (Universidad de Barcelona)The eternity of the world in Boethius of Dacia and Saint Thomas Aquinas.
HERRERA, A. (Universidad de Sevilla) Beatitudo y felicitas en Boecio.
MOTTO,A.R.M.Severino Boecio y el Sentido de la vida.
PÉREZ ROSADO, M. Dos notas sobre la Consolación de la Filosofía de Boecio en la Edad Media Castellana.
PLATÓN, Ἀπολογία Σωκράτους´
SCHOPENHAUER,A. (Trad.2003) Die Kunst zu beleidigen.
WEINBERG, J.(1964) Breve historia de la filosofía medieval






                         Panteón de los Reyes. Colegiata de San Isidoro. (León). Cumbre del Románico español.


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